Quisiera encontrar el placer del dolor,
No añorar tus ojos grandes y boca de palabra jugosa,
Pero siempre te vertiste en una dosis para equilibrar,
Para reaccionar ante lo ineludible, para vitaminar el alma.
Eres el caos y el orden de mis ropas,
La hermosa combinación de sueño y pesadilla,
Que me hace despertar sin tormento,
más bien con la irreal angustia de perderte.
Y mira ahora intentando hablar de ser artista,
Y queriendo convertirme en un guerrero.
Lo haré entonces, ¿lo ves?, lo seré para ti,
Para quitarte la espada que te dejó moribunda
Llevarte en mis brazos y curarte con sal,
Recordar que la noche se estrella en tu cabeza
Para coronarte en luz y, por un momento
Recuerdes nuestras confesiones de arena.
Guarda la calma que yo estaré velando la noche,
Hasta que a la primer señal de sol,
Signifique que ya es tiempo de que regreses al mar,
Estrella enarenada, estrella para dar.
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